En ocasiones, hay cuerpos que te pertenecen, aunque sólo sea por un instante.
A fin de cuentas, nadie tiene absolutamente a nadie.
Los tiempos de la esclavitud ya se fueron (¡que lastima!).
En otras, un cuerpo ajeno, te despierta un inmenso deseo de posesión.
Pedí permiso y me permitieron atrapar un instante.
Sólo un instante.
Y eso es lo que comparto hoy.
Una imagen capturada en un sólo instante.
Con el permiso de su Dom.
Gracias.